EL DERECHO A CAER MAL

¿Buscamos que todos nos aprueben, que caigamos bien? ¿Y si esto no sucede, ¿que nos pasa? ¿Quien dice que debemos ser simpatícas con los demás, buscando la aceptación? ¿Cómo puedo saber si caí mal o bien? Esta actitud es como estar descifrando caras, gestos, cuestión que somos incapaces de hacer y nos puede causar angustias. Quizá la pregunta es ¿para qué hacemos esto?

Les dejo este artículo para que sigan con la pregunta.

https://ethic.es/2024/01/el-derecho-a-caer-mal/

Imagen creada con Midjouney.

PROMESAS

¿Cumplimos nuestras promesas? Cuando prometemos algo, ¿lo hacemos con sinceridad? ¿Qué nos pasa si no nos cumplen lo prometido? ¿Qué me pasa si no cumplo lo que he prometido? Confianzas y promesas son una danza constante de cómo forjamos nuestra identidad y los vínculos que construimos con los demás.
De Marna Garcés:
"Hoy en día se usa la palabra libertad con mucha facilidad. Si no dispones de la capacidad de cambiar, intervenir o reorientar el sentido de tu vida personal y colectiva, no eres libre. Si tú estás en manos de otros porque careces de las herramientas para decidir por ti mismo y saber qué va a ser de ti mañana, no puedes ser un individuo libre. La promesa no solo supone un objetivo a futuro, también implica establecer un vínculo con alguien y comprometerte con esa acción. ¿Cómo te vas a comprometer si estás esclavizado? La precariedad estrecha tus posibilidades de movimiento. Actualmente hay un gran simulacro de una libertad mercantilizada que le sirve a la derecha neoliberal para justificar el «sálvese quien pueda» y otros discursos individualistas."
les dejo este link sobre el tema: 

https://ethic.es/2024/01/entrevista-marina-garces/

Imagen creada con ChatGPT

¿Dónde está el yo?

¿Dónde está el YO?, ¿Quien construye ese YO? ¿YO? ¿Cuantas voces tiene el yo?....¿Dónde queda el YO cuando estamos durmiendo? ¿Cuando meditamos? ¿ Cuando discutimos? ¿Es el mismo YO?
Todavía no termino este libro, pero tiene preguntas fascinantes¡¡
"No tenemos aún una teoría científica de la consciencia, pero este libro mostrará al lector que la investigación del cerebro ha entrado en una autopista que conduce hacia ella de forma inevitable.
El misterio del yo tiene mucho que ver con la cuestión general de la percepción. El propio Crick lo explicaba con una conversación real en que una mujer se sorprendía de que él se dedicara a investigar un problema tan anodino como la visión. "Me basta imaginar", argumentó ella, "que la información que entra por los ojos forma dentro del cerebro una especie de televisión". Crick respondió: "El problema es quién está viendo la televisión". Creemos que nuestro yo es quien está percibiendo el mundo, pero la realidad es que el yo es una percepción más o, como dice Seth, una "alucinación controlada". Este es un concepto central que el autor desarrolla con profundidad científica y sensibilidad literaria" 

https://elpais.com/babelia/2023-02-22/quien-habla-cuando-decimos-yo.html


Conversaciones con Friedrich N.

El desierto se ha quedado sin piernas. Quizá esa debiera ser la frase con la cual termina mi libro, y sería el libro más importante del siglo y de toda la humanidad. No es una frase que me enorgullezca, aún no encuentro otra que respete tu frase, la original. Te acabo de contar el final, y te aseguro que no desmerecerá todo el texto. Al contrario, creo que puedo provocar al lector a que se pregunte ¿Cómo lo logra? Te sonríes y me lanzas el "¡Ay del que esconde desiertos ¡". Con esas palabras me colgaste del árbol.

Imagino que en un futuro no tenemos eso que llamas desierto, porque habríamos ido regando todos los días hasta que la tierra resurgiera. Habríamos gastado muchos zapatos, lágrimas, sonrisas y aguas. Hoy tienes que pagar por el agua, pronto por el aire. ¿Te asombra? ¿No crees que el hombre pueda vencer a la devastación? Tu mirada me dice lo contrario, tu suspiro me muestra una locura. Y es perfecto este momento, caminando por la orilla del lago, juntos, sin pegamentos. No me gusta que me lleves de la mano, aunque lo haces constantemente. Prefiero tu mano explorando en mis escondites.

Te he robado la frase, porque con ella me has tatuado, con ella descubrí mis propios desiertos, que aún conservo y me amargan. Fue un regalo y no un robo, te estoy alabando. Pocos han sido los que entendieron tu regalo. Yo lo odié, luego lo amé, como a ti. Ahora no puedo dejar de pensar en mis desiertos, pero los míos avanzan, aún tienen piernas. Tú eres parte de uno de mis áridos territorios y también te tornas en los caminos donde brota lo verde.

Soy la típica amante, nada original, te amo no como tú me amas, yo te amo con más intensidad e incondicionalidad, con más uñas, garras, sin daños. Me aferro a ti, y no me sueltas. Estamos en un abrazo que nos acomoda para olernos y saborearnos. Te amo porque a veces, te entiendo, porque te escribo, porque te miro y te veo, converso contigo, converso conmigo, porque te escucho cuando nadie lo hace, porque cuando todos hablan de ti, yo te pienso. Todo eso es amor, y no es amor para ti. Por eso te digo que eres mi desierto, te sonríes y mueves la cabeza.

Cuando te conocí, no entendí nada de lo que decías, pero sentía un hormigueo entre mis costillas, había algo que me excitaba, me incomodaba. Eras un entusiasta, enceguecido por tus propias palabras, enojado con el mundo que te había tocado vivir y apasionado por lo mismo. Leía, releía lo que me escribías y estaba perdida en esos mares. Aún no te amaba, cuando comencé a hacerlo, también empecé a entender, y con ello, el mundo apareció ante mí, y no le puse adjetivos. Esa ha sido mi práctica, hasta ahora, no ponerte calificativos, porque con ellos te encierro en una jaula que no permite tocarte.

Soy tu amante y también soy amante de otros que también te han amado. Pasan los años y hay más que te aman, con el sentimiento del amor que no es idolatría, sino respeto, admiración, la mejor receta para cocinar un amor. Quieres que te cuente de mi mundo. ¿Qué quieres en realidad? Mis confesiones, mis desiertos. Divagaré por ahí.

El otro día fui a la clase de Martin H., estaba repleta de jóvenes que buscan algo que no saben que es, así que jamás lo encontrarán. Martin H. hablaba con ciertos misterios, pero no se me escapó cuando habló de ti. Me di cuenta de que él también te amaba, porque te piensa, te siente. Hasta humedad vi en su rostro cuando habló del desierto. Te hubiera tomado la mano si hubieras estado ahí, quizá estabas cuando escuché el sollozo del hombre en el bus. ¿Te conté? El lloraba bajito, como si derramara lágrimas sólo para él, pero llegaba a todos. El bus frenaba en cada semáforo y hacía silencio para escuchar sus quejidos. Nosotros, los pasajeros, nos mirábamos de reojo, quizá con más miedo que otra cosa. Me daba miedo escucharle e imaginar que en su dolor nos mataba. Igual me mató.

· ¿Por qué me tienen que echar? ¿No saben lo difícil que es encontrar trabajo? Todo de nuevo. Empezar de cero. Odio a mi país. ¿Cómo se hace para encontrar trabajo? –

Llegaba a mi paradero, debía bajarme y comencé a ahogarme. Quería gritar. ¿Qué puedo hacer? ¿Debo hacer algo? Nada es la respuesta. Y mi cuerpo lo supo antes que mi cabeza. Le tomé la mano, sin poder sonreír y dejé que mis pies siguieran a la calle. Su rostro se ha quedado impreso en el mío. Sorpresa, leve sonrisa. Me regaló lo que yo no pude. Pude hacer algo, siempre se puede hacer algo, incluso en la acción de la no acción. ¿Será que logré pensar? ¿Será que quizá tomé tu mano en mi tierra desolada? ¿Así derroto desiertos? ¿He aprendido algo de ti?

Cuando siento tus manos, el miedo se va. Soy oscura, quizá deba decir que me siento oscura, que estoy oscura. El verbo se me enreda, por eso me tiro los pelos, queriendo desenredar algo que ni siquiera veo. ¿Y es necesario ver? ¿No bastará con sentir? No, no basta, quiero tocar, quiero mirar más allá, aunque quede menos camino, quiero ver el final, como lo hago con los libros, leer el final primero, luego decidir si echo a correr por ahí o lo abandono de una vez. El miedo es uno de mis grandes desiertos, me alimenta, me atraganta de sueños, pesadillas, tragedias. Me los callo, sólo están para ti, me entenderás. Me he acostumbrado a vivir con el miedo que nace en el dedo gordo del pie, recorre hasta mis labios que lo aprietan, muy fuerte, tan fuerte, que a veces logro tragarlo. 

 Soy adicta a imaginar calamidades, el incendio, el atropello, la violencia, la pobreza, el desamor. Todo eso me produce miedo. Soy como tu último hombre. Quizá por eso no me quieras. Al menos no escondo mis desiertos, te los estoy contando. El miedo no me destruye. ¿Me fortalece? Como dice el trivial el estribillo de auto ayuda, perdón, también es frase tuya. Ya ves lo presente que estás en mi mundo.

Me jode esto de sentir miedo, toda la vida, o casi toda la vida, para no exagerar, he vivido con miedo, de pequeña sólo me asustaba el pasillo de paredes de madera negra, y eso es nada con lo que vino después. Miedo de todo, de los milicos, de las monjas y de las gitanas. Miedo a la pobreza, a los incendios, a la lluvia, al viento, al frío, al calor, a la luz. Miedo a que se me muera un hijo. Miedo a que será de ellos sin mí, que arrogancia. Sufro de las más brillantes catástrofes domésticas y universales. Desde ollas quemadas, cortinas caídas y corto circuitos, a cataclismos, guerras, caídas financieras mundiales, virus que nos arrasan, tormentas, alienígenas invadiéndonos. Por eso me gusta el invierno con su oscuridad, es como que en este tiempo me es más fácil esconderme bajo las mantas, y no es por el frío, es por el miedo.

Miedo e invisibilidad, son algunos de mis desiertos y de esta época. Somos muchos los invisibles en este tiempo. Los logro percibir cuando miro con los ojos nublados. Se me aparecen constantemente, les sonrío y sigo mi camino, no quiero molestarlos. Los invisibles nos percibimos. Se aparecen en el metro, en las escaleras mecánicas, invento de este siglo que mejor no conozcas. El silencio en esos lugares te cala hasta los huesos, y en medio de esos cuerpos, unos afirmados con los otros, me doy cuenta de los invisibles, ¿Quién está afirmando a la señora con el bebé colgando, el coche en una mano, el bolso en la otra? Un invisible. En el metro todos nos reconocemos, aunque seamos invisibles, no nos chocamos, los lentos como yo, subimos por la mano derecha de las escaleras, los rápidos van corriendo por la izquierda. Susurramos para no despertarnos, no levantamos la mirada para no molestarnos. No vaya a pensar que le estoy mirando. Es fácil convertirte en invisible, sólo tienes que vestirte de pobre.

Este es mi mundo, y lo plasmo en estas palabras que se mueren cuando las escribo, se mueren para mí, quizá vivan en otros, como ha pasado con las tuyas, que viven en mi espalda, en mis ojos y cuando abro la boca. Tus palabras son como un buen virus, me enderezan al caminar, me levantan en las mañanas, desafían la gravedad y todas las fuerzas que nos aplastan.

¿Podré construir mi mundo? ¿Dejar atrás la devastación y mirar hacia adelante?

Cuando pienso en tu super hombre, tan machista el nombre que le pusiste, y entiendo que eran tus tiempos donde nosotras no existíamos, excepto Lou Salomé para ti, que te dejó trastornado. Hoy las mujeres estamos sacando la voz, hemos ganado algo de respeto, y aún nos falta mucho para que nos consideren en igualdad de oportunidades. O sea, el mundo en más de cien años poco ha cambiado en lo que se refiere a la esencia del ser humano. Así que tu super humano, el César con alma de Cristo, el humilde, abnegado, tierno, lento en sus decisiones, parco en sus discursos aún no aparece. Y quizá cuando lo haga sea una mujer. Me alegra que te sonrías.

Antes los dioses solucionaban todo, ofrecían recompensas, nos salvaban de cualquier cosa. Hoy las sombras nos persiguen. Tenemos naves espaciales y comunicación al instante en cualquier parte del mundo y nos asustan los ojos del próximo. Y porque nos asustan, entonces no los vemos, se tornan invisibles. ¿Por qué anunciaste la muerte de Dios? Podrías haber callado, quizá nos habríamos dado cuenta, de a poco. Ahora no sólo estamos convencidos de su ausencia, ahora inventamos seres cibernéticos, y jugamos a ser dioses nosotros mismos, y ni siquiera hemos dejado en el camino los bultos de nuestros adjetivos y paradigmas. ¿Cómo nos deshacemos del peso de ser lo que somos? Pensando, me contestas. Es la pregunta que me persigue. ¿Qué es lo que nos da que pensar? Cuando nos surge algo que nos da que pensar, rápidamente huimos de ese pensar. No pensamos todavía.

Creamos una organización mundial, que le llamamos "naciones unidas", que de unidas tiene poco, y tampoco tiene poder. Seguimos con guerras y abogando por la paz, o diciendo que las personas son lo más importante en las organizaciones y les llamamos "recursos humanos". Inventamos que había que buscar la felicidad y nos llenamos de libros que nos enseñan a buscarla. Es lo que tú llamarías "parpadeo". Hacemos como que sí, pero es no.

Estás tan presente en mi mundo, y tú super hombre continúa ausente.

La música puede ser el puente, para llegar a donde llegaste. Transitar sin mirar atrás, sin mirar sobre las barandas. Aguas, fuegos, vientos, brazos que quieren cogerme, no podrán si sigo la música. No quiero creer en tu eterno retorno, si cruzo no habrá retorno, sólo música, misterio y el puente se habrá ido, no podré regresar. Me animo a caminar con los ojos cerrados, sin luz, me empujarás, me sostendrás, repitiendo lo que has dicho, con los signos que son de todos y de ninguno.

Las fantasías y los temores son mis secretos, sólo es posible revelarlos en palabras pintadas, y espero que mis palabras sean quemadas por los ojos de otros. Mis verbos se me escapan por la boca, por eso me dicen que soy media rara, loca, cuestión que no percibo, será por lo mismo. ¿Tú has tenido miedos? ¿Te has sentido raro? Muchos dijeron que eras un loco, de hecho, te internaron. Durante tus últimos años de vida no pudiste hablar ni escribir, pero tocabas el piano, la música que te acompañó al otro territorio. No estabas loco, sólo estabas en tu mundo de poesía, música, el puente para transitar y dejar atrás al último hombre.

Envidio tu amor por Lou, envidio los amigos que tuviste, la música que escuchaste, eso no está ahora, y si bien podría contarte de innumerables avances científicos, también ha avanzado el desierto en nuestras almas, y muy rápido. Mientras resolvemos problemas, no pensamos. Nos ahogamos.

Ya ves que así te amo, porque estás frente a mí, al lado y pisándome los talones.

Escribiré un libro para todos y para nadie. Yo soy nadie, amante fiel de tus palabras, infiel porque también amo las palabras de otros. Las palabras son mi esperanza, al final de la caja de Pandora.

Hoy algunos escriben sin guiones, puntos ni comas. Esta frase es para ti.

¿Me escuchas? ¿Enmudeces? ¿Debo gritar como tú lo hiciste?

Zaratustra está frente a mi casa.

Toc, toc en la puerta, toc toc en el vidrio de la ventana, toc toc en las teclas de mi computador, toc toc en tu pecho, en mi pecho, en mi cabeza y en mis labios. ¿Importa quién escucha? Escuchan todas las almas que me habitan, que mudas se pelean por salir de mi boca. Si les abro un camino, me destrozarán, rebalsarán el dique. Pongo más candados, más contrapuertas, corro el armario, la cama y el velador, todos los muebles van sellando las puertas a mis voces.

Mañana tengo cita en un Starbucks con Lou Salomé.

Sigo aprendiendo a pensar

Comenzó a llorar, bajito, como si derramara lágrimas sólo para él. Nos salpicaba a todos, me hacía salada y me aplastaba.

La micro frenaba en cada semáforo y cuidaba del silencio para sus quejidos. Nosotros, los de la micro, nos mirábamos de reojo, quizá con más miedo que otra cosa. Porque me da miedo escucharle e imaginar que en su dolor nos mata. Igual me mató.

  • ¿Por qué me tienen que echar de la pega? ¿No saben lo difícil que es encontrar trabajo? Todo de nuevo. Empezar de cero. Odio a mi país. ¿Cómo se hace para encontrar trabajo? – Musitaba, se lamentaba.

Ya llegaba a mi paradero, debía bajarme y comencé a ahogarme. Quería gritar. ¿Qué puedo hacer? Nada. Y mi cuerpo lo supo antes que mi cabeza. Le tomé la mano, sin poder sonreír y dejé que mis pies siguieran a la calle.

Su rostro se ha quedado impreso en el mío. Sorpresa, leve sonrisa. Me regaló lo que yo no pude.

Pude hacer algo, siempre se puede hacer algo, incluso en la acción de la no acción.

¿Será que logré pensar?

En la clase de MARTIN HEIDEGGER,invierno de1951 

Estoy en primera fila de una sala donde no cabe un alma más. Por las ventanas asoman cabezas y brazos que se pelean por un espacio. MH echa humo con su pipa y parece que mira a los alumnos. No me ve.

— ¿Qué es lo que más merece pensarse? MH pregunta a espectadores mudos, pero de ojos abiertos.

Yo contesto sabiendo que no me oye. — ¿y usted pensó cuando…? Y me callo. No vine a pelear, vine a entender, a intentarlo antes que mi corazón estalle.

— Lo que más merece pensarse es que nosotros todavía no pensamos. Todavía no, aunque el estado del mundo se hace cada vez más problemático. Se contesta así mismo y continúa hablando seguro de no tener comentarios.

Su discurso es casi igual al libro que he leído varias veces, la transcripción de su clase ha sido rigurosa. No dejo de maravillarme con la tecnología que me permite estar en su clase más de 100 años después que la hizo. ¿Será que estoy pensando me pregunto?

— Lo que más merece pensarse en nuestro tiempo problemático es el hecho de que no pensamos. Insiste, con un cierto temblor en la voz, como cuando se te queda algo pegado en la garganta. Se arregla la chaqueta verde oscura que lleva sobre un suéter negro. La corbata delgada cuelga sobre la camisa. Se la aprieta. Seguro le duele decir lo que dice.

Continúo contestándome. Es lo mismo que nos sucede ahora. Ya no pensamos, tampoco amamos, seguimos exterminándonos, quizá lo curioso sea que aún no lo logramos del todo.

— Lo que propiamente nos da que pensar no se alejó del hombre alguna vez, en una determinada fecha histórica, sino que lo propiamente merecedor de pensarse se mantiene en ese alejamiento desde tiempos inmemorables. Prosigue MH

Me inundo de preguntas, qué es lo merecedor de pensarse, siempre ha sido así, es que los seres humanos somos incapaces de pensar, qué es lo que se me está escapando. ¡Y me está mirando, da un paso sobre mí! Me atraviesa, y su bigote topa mi frente. Suspiro, ni siquiera huele a tabaco.

Y proclama con voz más gruesa:

— Lo que ha de ser objeto de pensamiento se aleja del hombre, se le sustrae. ¿Pero cómo podemos saber lo más mínimo, cómo podemos siquiera nombrar lo que desde siempre se nos sustrae?

Tiemblo con mis preguntas, ya no son las de MH. ¿qué es lo que se me esconde? ¿o yo los escondo? ¿qué es lo que merece ser pensado y lo evito?

MH desafía a la sala perpleja: —Denme un ejemplo de pensar, y señala con su dedo al de pelo con gomina.

—…cuando resuelvo un problema matemático… Contesta el muchacho con ojos de pregunta.

—¡Eso no es pensar ¡y señala a otro huidizo.

—…cuando lo estoy escuchando, estoy pensando…esboza la frase subiendo las cejas, y se sonríe.

  • ¡Eso no es pensar ¡y apunta a una chica.

Esta parte no estaba transcrita en el libro, y me reconforto estar de espectadora fantasma.

— Pienso cuando veo a mi madre enferma.

—Nos estamos acercando, contesta MH. ¿y qué es lo que piensa?

—Que no quiero pensar en su enfermedad, contesta rápidamente y se sienta.

Todos la miran y el silencio nos aplasta a cada uno, implacable, me incluyo al sumergirme en lo que no quiero pensar y que está ahí. Nos ha dejado malheridos, pero satisfechos, como cuando te sacas la costra de una herida. Con un calorcito que entibia. Satisfechos de encontrarnos, aunque sea por unos segundos.

No quiero pensar que en estos momentos están bombardeando un pueblo indefenso, que están muriendo niños, que están marcando con hierro a hombres, como ganado, que no vemos rostros de seres humanos. Que asesinan a animales o a ratas como les decían a los judíos en los tiempos de MH. Mi excusa es una pregunta, ¿Qué puedo hacer yo? No tengo voz, menos poder, entonces callo y me ahogo de mocos y lágrimas. Habrá una forma de hacer algo me dice una de mis vocecitas, animosa y tímida.

Nada, me contesto, el desierto me posee, siento el calor que abrasa en el día y el frío que me congela de sus noches. "¡Ay de aquel que esconde desiertos!" dijo Nietzsche. La desertización crece en el alma humana, elimina lo que haya germinado e impide que nazca algo futuro, imposibilita cualquier construcción.

Yo escondo desiertos. Escucho lejana la voz de MH recitando las líneas de Hólderlin: "somos un signo por interpretar…No damos muestras de dolor, habiendo perdido la lengua en la lejanía…"

Abro los ojos, la ventana está abierta, entra una brisa que termina de despertarme, hay luz en mi dormitorio. Me levanto y corro al lienzo en blanco, los colores me han esperado, así como las palabras. Danzan mis pinceles con música de mi corazón. En Gaza están muriéndose, ya lo sé, y sin voz ni poder, estoy aquí llorando, pintando, escribiendo, es mi modo de ser. Opto por mi humanidad. ¿Podría no hacerlo?

Haruki Murakami gana el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2023

MURAKAMI, es uno de mis escritores favoritos. Además de provocarme la reflexión profunda sobre los seres humanos, sus vidas, sus alegrías y dolores, también gatilla la ensoñación, la imaginación de mundos que no necesariamnete los tenemos a la mano. https://elpais.com/cultura/2023-05-24/haruki-murakami-gana-el-premio-princesa-de-asturias-de-las-letras-2023.html

La brecha

La brecha de género, es como una marca personal que llevamos las mujeres de este siglo. Es que mi madre ni la veía, yo tampoco hasta hace unos años atrás. La ceguera es parte de nuestra educación, pero somos ciegos sólo porque hemos sido educados/as, de esa forma, con un trapo en los ojos. Afortunadamente siempre hay un vanguardista que te ayuda a mirar, a sacarte el esparadrapo.

He aquí un nuevo artículo sobre "la brecha", ayudando a pensar.

"La aplicación de políticas sociales centradas en las bajas por maternidad y paternidad, así como en la creación e inversión en infraestructuras para el cuidado de los hijos, se relacionan con una disminución en las diferencias de género en el trabajo remunerado y no remunerado.

Las políticas destinadas a cambiar la percepción de actividades tradicionalmente llevadas a cabo por hombres o por mujeres también pueden generar disminuciones en estas brechas de género.

No obstante, acabar por completo con esta desigualdad parece una tarea complicada por la dificultad que conlleva cambiar las percepciones sociales. Solo se logrará con un esfuerzo adicional por parte de las instituciones y de la sociedad."

https://theconversation.com/la-brecha-de-genero-sigue-existiendo-en-el-trabajo-remunerado-y-en-el-no-remunerado-tambien-205187

Caverna digital

Un artículo corto, inspirador, provoca el pensar. ¿Por qué cuesta pensar?, ¿reflexionar? ¿no estamos hechos los seres humanos para tomar cosnciencia de lo que hacemos?
Por: Byun Chul Han
Hoy vivimos prisioneros en una caverna digital, aunque creamos que estamos en libertad. Nos encontramos sujetados a la pantalla digital. Los reclusos de la caverna platónica se encuentran embriagados por imágenes narrativas míticas. La caverna digital, en contraste, nos mantiene atrapados en la información. La luminosidad de la verdad se extingue por completo. No existe un exterior de la caverna de la información. Un intenso estruendo de información difumina los contornos del ser. La verdad no produce ruido.

https://www.bloghemia.com/2023/05/la-caverna-digital-segun-byung-chul-han.html 

¿Tenemos la capacidad de adaptarnos a todo?

¿Nos adaptamos a todo? ¿Incluso con la IA?

¿PODEMOS LOS HUMANOS ACOSTUMBRARNOS A TODO?
Desde Dostoyevski hasta el concepto de resiliencia en la psicología actual, la premisa de que el ser humano es capaz de acostumbrarse a cualquier acontecimiento o situación sigue profundamente impregnada en el pensamiento popular. Sin embargo, ¿es así?
https://lnkd.in/eBKtcQy4 https://ethic.es/2023/05/podemos-los-humanos-acostumbrarnos-a-todo/

Fernando Savater

Ética, política y pandemia
Para Fernando Savater, la ética lo que lleva es a hacer política, es decir, que "la obligación de hacer política es ética". Explicó que la ética trata de uno mismo, de nuestra propia libertad, nuestro propio comportamiento, y para que la sociedad en general esté impregnada de principios es necesario hacer política.
En este sentido, la epidemia ataca la parte social, un vínculo solidario, ya que no podemos acercarnos al otro porque le contagiamos o nos contagia y por ende "estamos enfermos en nuestra parte social". Afirmó que tenemos enfermo, no solo nuestro cuerpo sino nuestra dimensión social, y los gobiernos que tienen que afrontar dicha situación no tienen ninguna regla respecto a lo que hay que hacer, agregó.
https://lnkd.in/d-E5TDP

Heidegger, presente hoy: en como sucumbimos en la habladuría que no tiene reflexión. En la curiosidad que no tiene asombro y que nos lleva a saltar de un lado a otro. Y hacemos lo que el montón dicta que hacer... En palabras de Heidegger: "Gozamos y nos divertimos como se goza; leemos, vemos y juzgamos sobre literatura y arte...

Jorge Millas (1917-1982) ha sido considerado el más señero de los filósofos chilenos. Pero su figura y su obra han traspasado los límites de la filosofía para extenderse al reconocimiento en los ámbitos de la poesía y del ensayo, donde la crítica a la cultura de la modernidad y la consecuente reflexión realizada en torno a los grandes problemas...

Me pidieron que recomendara novelas en tiempo de pandemia. Aquí va uno de mis preferidos, para que los que puedan se regalen con palabras. ALESSANDRO BARICCO y tres de sus obras fascinantes: SEDA (está la película que no le hace mérito), y MR GWYN¡¡¡ también puse una novela increíble: TRES VECES AL AMANECER. Baricco escribe con soltura y...

EL CUIDADO

27.03.2020

Leonardo Boff, cuenta en su libro "El Cuidado Esencial", un cuento griego, mito que nos trae una sabiduría primordial.

Muchas sabidurías antiguas tanto de oriente como de occidente ya hablaban del SER HUMANO completo. Esto significaba mirar al hombre en al menos cuatro dimensiones: el cuerpo, lo concreto; las emociones, los sentimientos; la mente o lo cognitivo, y lo espiritual o el sentido de la trascendencia. A estas dimensiones le llaman comúnmente, cuerpo,...

Corona que emerge de la Tierra e inunda el planeta, ¿una advertencia?, ¿un llamado? Usamos coronas de flores, cuando celebramos, adornando nuestras cabezas, y también tenemos coronas de floras en los funerales

¡Los griegos le decían "idiotas! a quienes no se metían en política, a aquellos que no ofrecían nada a la comunidad, a los que se quedaban en casa mirándose el ombligo. Miraban mal al idiota, con desprecio por esa actitud. Con el tiempo la palabra fue degenerando a la que usamos hoy, como sinónimo de tonto, imbécil.No quiero ser...

"No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba". Séneca.

Escuchar(se)

26.07.2019

"Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar.