Escuchar(se)

26.07.2019

"Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar.

(Winston Churchill) "

El acto de escuchar, de todas las capacidades del liderazgo, es probablemente la menos apreciada, y la menos investigada. Vemos lo que hacen y dicen los líderes, sin embargo, no sabemos qué están escuchando ni cómo lo hacen.

La falta de "comunicación" en los equipos, es una de las principales razones por las cuales los proyectos fracasan.

Generalmente se entiende la comunicación, por cómo nos expresamos, cómo lo decimos, o con qué claridad hablamos. Rara vez preguntamos de qué y cómo estamos escuchando a los otros. Y con mucha menor probabilidad nos observamos de cómo nos estamos escuchando a nosotros mismos.

¿Cuándo ha agendado una hora para conversar con usted mismo/a?

Le puede parecer que una hora sea mucho tiempo para destinarlo a sí mismo, e incluso puede considerarlo como una pérdida de tiempo. Entonces redúzcalo a unos minutos.

¿Cómo conversaría con usted mismo?

¿Cómo lo haría?

Parte del conversar trata de escuchar-se. De escuchar las múltiples voces que nos habitan.[1] Y por supuesto que habrá algunas de estas voces que francamente nos resulten muy desagradables, controladoras, temerosas, rabiosas, pero ahí estarán apareciendo, aunque no las invitemos. Porque el conversar consigo mismo, tiene los riesgos y la particularidad que no se puede elegir con quien conversará. Los temas se presentarán solos, le guste o no le guste. Y también desaparecerán, incluso contra su voluntad, aunque usted quisiese continuar.

La complejidad del conversar consigo mismo es aún mayor si pensamos que además de las voces, y temas que se asomarán sin pedirlo, también puede agregarle con "qué" de usted puede conversar.

¿Le ha hecho preguntas a su cuerpo de cómo está, que le gustaría hacer?

¿Qué le dice su ánimo, cuáles son las emociones que tiene más a la mano?

¿Ha dejado que el cuerpo dirija el baile de la vida, por un ratito?

¿Ha descansado su mente, permitiendo que su cuerpo se exprese?

La reunión consigo mismo requiere curiosidad, para saber qué le pasa a esa parte de su cuerpo que le duele, dónde a menudo aparece la enfermedad. También requiere compasión para escuchar con empatía a todas esa voces que brotan, a veces gritando que "no lo hagas, no lo digas, peligro, debiste haber hecho..., tienes que asumir, eres un miedoso/a, a la próxima le pegas un combo, la flojera te come, la tontera también....".

En fin, ya podemos imaginar lo que puede emerger de esas voces.

Para esta conversación necesitaremos coraje, esa disposición a dejar ir, y dejar venir nuevas ideas, juicios, creencias.

Finalmente emergerá el yo unificador y dirá "hoy no iré hacer running porque hace mucho frío", o bien dirá "me pongo las zapatillas y me voy a trotar".

¿Nos atrevemos? Entonces a practicar ¡

En la próxima reflexión veremos cómo conversamos con algunas de nuestras voces "poderosas".


[1] Big Mind, Big Heart. Gempo Roshi. 2008